Hay que
educar para la abstinencia
por Hugo Obiglio *
Nuevamente los medios de comunicación abordan el tema
del sida con la equivocada aunque pienso que sana intención de insistir en que
la prevención y control de esta pandemia pasan por ofrecer al ciudadano aquello
que ha dado en llamarse "sexo seguro".
El mismo lo acuñan los organismos internacionales
vinculados directa o indirectamente con la salud, al identificar al preservativo
como la herramienta última del "sexo seguro". Parecería que una vez más se hace
realidad el popular dicho: "No hay mejor sordo que aquel que no quiere oír".
Por un lado, la ciencia ha demostrado sin lugar a
dudas, con estudios que responden a protocolos de avanzada, que no encuentra en
el componente del preservativo una barrera infranqueable.
Distintos trabajos afirman en un metaanálisis que en
el mejor de los casos su eficacia no sería superior al 88%. Esto implica que
existe una posibilidad de contagio en cada relación de un 12%. Si estos números
los enfrentamos con las situaciones de patologías preexistentes, de partners
múltiples, de improvisación en su utilización, de fallas de calidad, etc., el
riesgo de su utilización aumenta geométricamente.
Cada año que pasa, la venta y la distribución, en
muchas ocasiones gratuita, de preservativos se incrementan significativamente, a
pesar de lo cual los organismos internacionales nos revelan que el aumento de
enfermos es creciente (alrededor de 40 millones).
Meses atrás, un grupo de científicos en el denominado
"programa ABC" (Abstinence, Fidelity and Condon; en español: Abstinencia,
Fidelidad y Condón) afirmó que de ahora en más la lucha contra el HIV debía
pasar por la abstinencia, la fidelidad y el preservativo.
Ahora bien: creo un deber afirmar que debe eliminarse
de la propuesta el tercer elemento: el preservativo, porque, insisto, por un
lado la ciencia y la tecnología de avanzada no han podido demostrar su
seguridad, y por otro, la Iglesia Católica ha insistido desde siempre en la
inmoralidad intrínseca que implica el uso de los métodos anticonceptivos, en
este caso en particular el preservativo como un anticonceptivo de barrera.
Un ejemplo de lo que debería promoverse lo constituye
Uganda, cuando aplicando una lógica preventiva basada en la educación en la
abstinencia logró reducir en un dígito (del 15% al 5%) la transmisión del HIV.
Hablar con la verdad es duro; quien intenta hacerlo se compromete con ella.
* médico, miembro de la Academia de Ciencias Morales
y de la Academia Pontificia para la Vida.
Publicado por el diario La Nación, Argentina,
20/01/05